Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error.
EDGAR ALLAN POE
Quizá no sea casualidad que conozcamos a pocas personas con problemas de salud en las manos, a lo sumo algún caso de artrosis en personas mayores. Sin embargo, sabemos de muchísimos casos de personas con problemas en los pies: juanetes, dedos en garra, problemas en las fascias plantares, sobrepronciones y varios casos de conocidos que usan plantillas, incluso niños. Al parecer la evolución nos dotó de unas manos sanas pero unos pies patológicos. No tiene mucho sentido. Menos aún si tenemos en cuenta que los estudios indican que las mujeres sufren hasta diez veces más problemas en los pies que los hombres. Este dato responde objetivamente a lo que todos suponemos: el problema no es el pie, es el calzado.
A menudo, y eso no solamente sucede en el tema que nos ocupa, no le damos a nuestro cuerpo lo que espera de nosotros. Los motivos son varios pero entre los principales podríamos nombrar las modas, los intereses comerciales, la comodidad, la falta de tiempo y la falta de información. En ocasiones esa actitud nos puede dar una sensación placentera inicialmente pero, casi siempre, acaba pasándonos factura.
Volviendo al calzado, deberíamos preguntarnos por qué usamos un tipo u otro y que es lo mejor para nuestros pies, y por ende para nuestro cuerpo. El sentido común (y esas bailarinas que llevas dentro del bolso en las bodas) ya nos da pistas sobre cuál no es bueno y, aún entendiendo que pueda utilizarse en una ocasión especial, si lo usas siempre, tarde o temprano, pagarás las consecuencias.
Pero no son solo los zapatos de tacón alto, y no solo por la altura del tacón, los que generan problemas, sino que hemos normalizado el uso de un tipo de calzado que no es, en absoluto, adecuado para nuestros pies. ¿Qué sentido tiene que un zapato acabe en punta, aunque sea redondeada, cuando, precisamente, la parte más ancha de los pies está en la zona de los dedos? Es sólo un ejemplo del sinsentido al que hemos llegado.
Ahora pregúntate, ¿tu calzado es el adecuado?
Si la respuesta es no, hay buenas noticias. Existe un tipo de calzado, conocido como "minimalista", más respetuoso con los pies.
En el próximo artículo del blog comentaremos sus características.
Sé feliz y disfruta.